Subsidiarias en paraísos fiscales, cómo BlackRock llegó a México

BlackRock, Inc. replica en México su esquema corporativo complejo y opaco. Las subsidiarias mexicanas pertenecen a otras subsidiarias registradas en países con regulación fiscal laxa. Según su reporte en la Securities and Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos, en México tiene seis filiales1. Tres son identificadas por Lexis Nexis Corporate Affiliations como empresas caparazón -más conocidas como shell companies: sociedades sin operaciones de negocios ni activos significativos-, las otras tres tienen de accionista mayoritaria a una compañía ubicada en los Países Bajos, estado conocido por el generoso tratamiento fiscal que da a las empresas multinacionales.

De las seis filiales mexicanas, la primera empresa que BlackRock dio de alta en México en 2008, cuando oficialmente abrió sus oficinas en el país, es Impulsora y Promotora BlackRock de México, S.A. de C.V. Un año después nació Prestadora de Servicios Integrales BlacRock Mexico, S.A. de C.V., según sus registros mercantiles. Ambas firmas dependen de BR Acquisition Mexico, S.A. de C.V., que no está inscrita en el Registro Mercantil de la Ciudad de México, lo cual no significa que no esté registrada en otro estado del país. Estas tres empresas son shell companies, no tienen activos ni operaciones. Tener este tipo de empresas no es ilegal, pero pueden ser usadas por grandes corporaciones para, entre otras cosas, evitar impuestos.

“Las compañías shell basadas en paraísos fiscales son indispensables cuando se trata de mover ganancias desde donde son obtenidas, es decir desde países fuente como México, a países de origen residentes como Estados Unidos, donde están las sedes de multinacionales como BlackRock. Una compañía shell generalmente posee una ganancia que se hace con una empresa en lugares como México. En términos visuales se ubican en medio de una compañía en el país fuente y una compañía en el país residente”, dijo a PODER Nick Mathiason, co-fundador de Finance Uncovered.

En 2015 se completa la estructura corporativa mexicana con BlackRock Mexico Infraestructura I, S. de R.L. de C.V.; BlackRock México Infraestructura II, S. de R.L. de C.V.; y Tlali Acero, S.A. de C.V., SOFOM E.N.R. Estas tres empresas son propiedad indirecta de la holandesa Acero C.V., también compañía de BlackRock. Las Commanditaire Venootschaap (CV) son sociedades libres de impuestos, como mostró la investigación de los Paradise Papers del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) sobre Nike.

“A mi parecer, BlackRock ha creado esta estructura para minimizar sus obligaciones fiscales, en particular con México. La fuerte presencia de subsidiarias holandesas y el régimen C.V. de los Países Bajos es especialmente revelador”, dijo a PODER John Christensen, director de la organización Tax Justice Network.

BlackRock creó esas tres empresas para comprar Infraestructura Institucional (I2), co-fundada por Jerónimo Gerard Rivero, cuñado del ex presidente Carlos Salinas de Gortari. “Decidimos hacerlo a través de una subsidiaria holandesa. BlackRock mantiene otras subsidiarias en México para la mayoría de los negocios que tenemos en el país. En términos generales, BlackRock en México paga impuestos de conformidad a la tasa impositiva a empresas que operan en el país” afirmó la vocera de BlackRock.

“Anterior a la reciente reforma fiscal de los Estados Unidos de América, el propósito de nuestras subsidiarias holandesas era que, después de pagar impuestos, fuera más fácil reinvertir nuestros ingresos mexicanos en el crecimiento total de nuestros negocios en México. Sin esta estructura, el efectivo tendría que ser repatriado a Estados Unidos, sufriendo de una carga fiscal adicional, y después reinvertido de vuelta en nuestras operaciones en México. Gracias a esta estructura, podemos reinvertir más dólares en México”, agregó la vocera.

Modus Operandi internacional hace imposible rastrear impuestos

BlackRock asegura que paga todos los impuestos que le tocan, pero para la empresa, estar en jurisdicciones fiscales laxas significa ahorrar pequeños porcentajes de pagos de impuestos, que pueden alcanzar los cientos de millones de dólares para una empresa de ese tamaño. Esto contribuye a aumentar los dividendos para sus accionistas; en los últimos tres años se han elevado un 15.5%, y más capital para recomprar sus títulos bursátiles que le permite retener más dividendos y seguir reinvirtiendo.

“Es importante mencionar que la estructura de BlackRock en México es más compleja que en otros países debido a las reglas propias del país. Por ejemplo, a diferencia de otros países, México no permite presentar una declaración fiscal consolidada, y cada negocio debe establecerse como una entidad y contribuyente independiente”, dijo la vocera de la empresa.

Según Lexis Nexis, BlackRock tiene 151 subsidiarias consideradas shell. BlackRock (Singapore) Holdco Pte. Limited aparece en los Paradise Papers. BlackRock, Inc., la matriz del grupo, está registrada en Delaware (EEUU), estado apodado The Land of Free-Tax Shopping, la tierra de las compras libres de impuestos.

En 2016 la matriz BlackRock, Inc. reportó una tasa de impuestos de 29% sobre sus ganancias de 4.46 miles de millones de dólares. A simple vista, el porcentaje no indica que sea poco, incluso está en proporción con otras compañías de su industria; sin embargo, se queda lejos del 35% que hasta la reforma en Estados Unidos, debían pagar las grandes corporaciones en ese país y está apenas por debajo del 30% de impuesto corporativo que existe en México.